Estrés Hídrico

No llueve o no llueve lo suficiente no lo se pero el caso es que el nivel de nuestros pantanos disminuye día a día y a nosotros parece que no nos importa. Quizá todos los que tenemos la fortuna de vivir en países “ricos” estemos contagiados por una nueva enfermedad denominada estrés hídrico, la cual se cura con meditación y comprensión.

El agua nos preocupa, claro está, pero seguimos gastándola como si nada. Seguro que no te has privado de tu baño semanal, dejas correr el agua mientras te lavas los dientes o te afeitas, riegas tu jardín, lavas tu coche e incluso dejas correr el grifo para que el agua se enfríe. Seguro que haces alguna de estas cosas y lo ves algo normal, ese es el verdadero problema, que no estamos concienciados de la comodidad que poseemos al apretar un botón y que salga ¡agua! Ni un dios puede hacer tal maravilla, ni un rey puede derrocharla de peor forma.

Mientras dejamos el agua correr nos sentamos en el apacible sofá de nuestra casa y vemos en las noticias como hay millones de personas en el mundo que no disponen de agua potable para vivir. Nos da pena e intentamos ayudarlos pero seguimos gastando más y más agua ajenos a que algún día ocuparemos su lugar si no apreciamos como es debido lo que tenemos.