Desilusionado me dirigí a una máquina de bebidas para comprar un refresco que al menos, saciara a mi reseca garganta. Costaba 1,20, me faltaban 20 céntimos y no me encontraba con ganas para pedir prestado. Bajé la calle alicaído y me fui a sentar a la sombra de un arbolillo de
A mi lado, había un periódico gratuito perdido con la portada manchada de suciedad. Me despojé de ella haciendo una pequeña pelota y me resigné a leerlo después de percatarme de que no llevaba boli alguno para hacer el sudoku. En las primeras páginas mi vista se clavó en un titular y mi corazón se desmembró a medida que iba leyendo el artículo. En él se decía que según informes del Banco Mundial había más de mil millones de personas que vivían al día con menos de un euro. Me atormentaba saber que en el África Sub-Sahariana la esperanza de vida no llegaba al medio siglo y el analfabetismo estaba a la orden del día.
Me siento afortunado, no se si lo merezco o no, pero tengo todo lo que necesito cuando hay gente que no sabe lo que es comer dos días seguidos. Me entristece pensar que con un euro yo no puedo hacer casi nada y haya gente que con menos de eso tenga que sobrevivir.
No pretendo concienciar a nadie, si tienes un mínimo de solidaridad te escandalizarás ante esta cruda, cruel y destructiva realidad. No se como erradicar este mal, sólo añadir que 1.000.000.000 de asesinatos son demasiados.
1 comentario:
buena reflexion y es cierto queno nos percatamos de ello, la sociedad en la que vivimos tiene muchos privilegios estoy segura k en pais en vias d desarrollo no durariamos una semana.
saludos ah! es mejor el helado d tarta d queso hummmmmmmmmmmm
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